Hoy sé que no hay grandeza en la soledad
Que lo que se comparte siempre da más
Que la palabra, a veces, quiere callar
Y una mirada dice sin esperar
Por eso me despojo de lo que no hay
De todas las tristezas y la maldad
Para cantarte no me hace falta más
Que olvidar quién soy y echarme a volar
Cuando ya no esté la dicha tendré
De poder decir que te conocí
Y con vos pateé por las callecitas de mi niñez
Cuando ya no esté quisiera dejar
Alguna canción a la eternidad
Y ya no temer al olvido pues ya seré uno más
Y su propia presencia pesaba sobre él
Como algo latente, cálido y muy solitario
El centro de ese mundo anegado por las aguas
El silencio y la noche, y las aguas desbordadas
Y la soledad de aquel río semejante al mar
Venían a morir alrededor de él
El sentimiento de esto, no la idea
Le provocaba una extraña alegría y una especie de rara seguridad
No tenía que marchar hacia nada
Ahora todo convergía hacia él
Ya sé que ser olvido es mi condición
Y dejaré este mundo un buen día de sol
Me iré camaloteando y tendré paz
Entre las costas verdes de mi ciudad
Traigan una guitarra para prosear
Quizás algún tambor quiera repicar
Mientras el vino dulce de una verdad
Vaya embriagando el tiempo de inmensidad
Cuando ya no esté la dicha tendré
De poder decir que te conocí
Y con vos pateé por las callecitas de mi niñez
Cuando ya no esté quisiera dejar
Alguna canción a la eternidad
Y ya no temer al olvido pues ya seré uno más